sábado, 2 de febrero de 2013

El mar

Hoy os voy a deleitar con una poesía que escribí hace algún tiempo y con el que gane un premio. Espero que os guste tanto como me gusto a mi escribirla.

Cuánto anhelo mirarte.
A veces eres tranquilo,
dormitando en tu calma;
otras alegre y divertido, 
enseñándonos tu sonrisa;
y, si ruges enfadado y maldito,
al que te enfrenta siempre ganas.

Resido lejos de ti,
pero siempre que puedo me acerco a contemplarte.
Tu me das fuerza para poder
vivir, amar y soñar.

Tus aguas me dejan ver
hasta lo más profundo de tus ojos.
La mirada se me pierde
al buscarte nuevos horizontes.

¡Bendito el aire que bambolea tus olas!
Al estrellarte contra las rocas y los acantilados
siento una sensación de frescura salada.

Al sumergirme entre tus olas
veo un mundo nuevo y fantástico,
lleno de vida y de color.

Algún pequeño barco atraviesa tus aguas,
dejando tras él una estela de burbujas
que se volverán a borrar.

Al atardecer las ondas se te vuelven oscuras,
tu brillo se apaga,
tu sonrisa se adormece.

Tan solo la luna anima el silencio de la noche.
Ella se mira hermosa en tu espejo de plata.

Mar, tierra y aire: miradlos, amadlos
no ensuciéis, no perturbéis
el conjunto más bello,
que, bajo el sol, mañana
resplandecerá de nuevo. 


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